Todos sabemos que, como dice la canción, "la vida te da sorpresas", pero, francamente, nunca hubiera imaginado que un personaje como José Luis Moreno nos fuera a dar una lección de Documentación Periodística y sin embargo, así ha sido.
Aunque, bien mirado, tal vez la auténtica lección nos la ha proporcionado la curiosidad (que gran virtud) de un periodista de La Vanguardia, Manuel Díaz Prieto, que publicó el 13 de febrero de 2005 en este diario de Barcelona un reportaje sin duda sorprendente y revelador sobre José Luis Moreno titulado "¿Conoce usted a este neurocirujano?".
Para quien no sepa de quien hablo sólo decir que José Luis Moreno es un personaje muy popular en España; primero se hizo famoso como ventrílocuo para convertirse posteriormente, en palabras de Díaz Prieto, en "el empresario más importante del sector audiovisual" de este país, productor de series de televisión tan conocidas como ’Aquí no hay quién viva’, multimillonario y dueño de múltiples casas, restaurantes, hoteles, cafeterías, y supermercados repartidos entre Madrid, Nueva York y Atenas.
Resulta que José Luis Moreno lleva años pregonando una serie de datos sobre su biografía que todo el mundo ha dado por ciertos y que se han reproducido una y otra vez en entrevistas y perfiles difundidos en prensa, radio y televisión y, ¡naturalmente! han sido registrados ¿quién sabe hasta cuando? En innumerables hemerotecas y servicios de documentación de prensa, como por ejemplo el de la Agencia Efe.
A saber, licenciado en medicina, neurocirujano que trabajó tres años en la Clínica ‘La Milagrosa’ de Madrid, a los 17 años primer tenor en el Covent Garden, autor de nada menos que 26 libros, domina todos los idiomas europeos, el árabe y el japonés, un dominio que le permitía –literal- hacer traducciones simultáneas del finlandés al griego para Naciones Unidas. Casi nada.
Pues eso, nada, porque el reportaje de Manuel Díaz Prieto en La Vanguardia desmiente buena parte de estos datos y nos deja, como documentalistas, cuando menos atónitos pero también preocupados. Preocupados porque nos damos cuenta de que nuestro trabajo es delicado y, aunque sólo utilicemos fuentes ‘fiables’ y de ‘calidad’, podemos incurrir en graves errores.
En cualquier caso, creo que esta historia tiene algo bueno y es que nos puede servir como ‘lección’ en el buen sentido del término.
Una lección que nos habla de la información y nos enseña que ésta es un material escurridizo y delicado y que casi nunca se puede dar nada por seguro. En este sentido, cuando alguien nos pida 'una información', tal vez lo correcto sea proporcionarle 'un documento' con su fuente y su fecha. Podemos decir que algo se ha publicado o emitido pero ¿podemos decir que es verdad?.
En definitiva si alguien te pide un dato dale un documento y dile ¡Toma Moreno!.
Más información:
Aquí hay tomate
1 comentario:
¡Increible!
Publicar un comentario